.. it just doesn't get better than this. The many windswept yellow stickies of my mind are the molten emotional front line. I couldn't care less, I'm transfixed in this absolute bliss.
Sweet sleepless, tumbling night. Oh, and the morning on the your skin and loved up light.
Tracing patterns in the maze of your back
Softly, softly the goosebumps like that. And then a KISS... Maybe another, and ANOTHER ONE...
Sweet sleepless, tumbling night. Oh, and the morning on the your skin and loved up light.
Tracing patterns in the maze of your back
Softly, softly the goosebumps like that. And then a KISS... Maybe another, and ANOTHER ONE...
NEGACIÓN al OLVIDO.
Llega un punto en el cual ya no se llora... ya no supura ni sangra la herida... Pero entonces, ¿cómo saber si se ha cerrado ya? Se hace la prueba del dolor. Como el médico que pincha una extremidad para ver si se ha atrofiado, así pincho yo mi memoria.
Quizá el dolor muera antes que nosotros, quizá nunca muera. Pero por ahora sigue vivo, sigue, sí; pero latente, instalado en mi corazón, punzando entre el amor y el olvido.
Ahora puedo poner en práctica lo que he ensayado durante toda una vida: vencer mis emociones con la mente. Antes fue el amor, ahora el miedo. Conozco el miedo, sí; pero esto es algo diferente. No sé cómo describirlo en toda su plenitud. Tal vez es verdad que no bastan las palabras cuando de sentimientos se trata.
En el momento menos pensado me sorprenden los recuerdos y me embarga tu imagen: tus ojos azules, dulces como el azúcar. Y, ¿qué puedo hacer yo al respecto?Nadie es culpable de los recuerdos que le asaltan.
Nunca pensé que esto llegaría a pasar... sin embargo sucedió lo inconcebible: lograste olvidar y yo no. Yo me quedé queriendo sola. Sin luz ni norte, sola en medio de tanta gente. Caras que no pude reconocer, caras frías, muertas... extrañas.
¿Era posible que mi mundo siguiera existiendo después de nuestra caída?
Noche tras noche aún lo veo, y las lágrimas me solían asaltar. Lograban sumergirme en un mar de sentimientos inconclusos y cabos sueltos... Sigo sin entenderlo. Sigo sin tener razones.
No sé bien lo que pasó–la mente tiende a borrar u omitir las cosas que nos causan dolor–, no entiendo aún por qué estoy aquí y tú no.
Cómo me miraba, me besaba, me acariciaba, me abrazaba; le daba mi mundo y él lo aceptaba, ignorando aún así que el centro de todo, la razón de mis motivos era él.
¿Y ahora? ¿Me mira diferente acaso? No. El tacto es el mismo, y en el fondo quiero creer que el sentimiento también. Sin embargo mi parte más lógica–la que ahuyenta esos pensamientos autodestructivos– me repite una y otra vez que no debo hacerme ilusiones, que las cosas han terminado, que lo entienda ya de una vez. Dejarlo estar. Quizás eso es lo que debería hacer, quizás debería darlo por perdido, emprender de nuevo mi vida, crear un nuevo rumbo. Mientras más alto nos llevan nuestras esperanzas, más dolerá al caer. Pero ¿cómo no mantener la esperanza? Soy una soñadora, está en mis venas. No pienso darlo por perdido.
Nunca me sentí tan viva hasta el momento de nuestra muerte. La muerte de aquel 'nosotros' tan preciado y al mismo tiempo tan subestimado.
Mi corazón, que hacía tiempo había dejado de sentir dentro de mí, volvió a revivir con tu calor. Pero ahora que ya no estás se vuelve, de parada en parada, más pequeño, mas firme, más duro, una dolorosa piedra que ni estrujándolo podría darme ya nada: y entonces se cristaliza mi propósito. Quiero seguir siendo testigo, aunque no quede ni un solo ser que pida mi testimonio. Quiero tener la certeza de que entre tú y yo hubo amor.