Durante el día me van viniendo una serie de recuerdos. Todo tipo de recuerdos. Más antiguos, más recientes... Recuerdos diferentes, en diferentes lugares, a diferentes horas, pero todos tienen algo en común: TÚ. Recuerdo pequeños fragmentos de una mañana, de tu sonrisa perezosa, de tu olor en pura esencia. Recuerdos de cómo empezó todo... A veces me pongo a imaginar cómo me veías antes de enamorarte de mí. Me imagino lo que pensabas, lo que sentías al verme por las mañanas, o cuando te miraba sin decir nada... Y luego pienso en lo mucho que me gusta sentirme así, en lo que me encanta tenerte cada día a mi lado, sentir algo tan fuerte...
Al parecer ahora todos, o casi todos, mis pensamientos están ligados a ti. Tienen siempre un matiz, donde aparecen tus ojos o tu sonrisa, siempre haciéndome sentir algo nuevo.
... Y en este momento que no te tengo, te extraño. Pero no me siento triste; no te extraño melancólicamente, como se extraña a un recuerdo que no volverá, ni te extraño desesperanzadamente, como se extraña a alguien que falleció, o a un viejo amor que jamás será. No. Te extraño como se extraña a lo cotidiano, pero deseado, te extraño como se extraña a la otra mitad. Y sé, sin embargo, que aún nos quedan un sinfín de días juntos.
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