miércoles, 29 de febrero de 2012

Mis pensamientos sobre ti.

Le doy un sorbo al café mientras escucho como caen las monedas del tragaperras. Alguien se ha forrado.
El tintineo continua durante un rato, pero no me molesta, ya no lo oigo... Mi mente está de nuevo en otro lugar. Parezco no poder evitarlo. Mi cerebro va solo.
Dibujo tu cara en mis pensamientos una vez más... Por suerte ahora la veo borrosa ya, esto de no verte ayuda al menos a olvidar tus facciones, que conocía a la perfección.
Pienso en ti con mucha frecuencia, a decir verdad. Pero no porque te quiera..., qué va. Eso ya está olvidado. Simplemente estás en todas partes. Mi música me recuerda a ti, aunque así no lo quiera. Estás hasta en los coches que pasan a mi lado en la calle. Estás en las palabras sueltas que voy recogiendo de las conversaciones que escucho mientras ando. Estás en los ojos perdidos de la gente, en las caras anónimas... Tal vez en alguna facción, algún gesto.
Pero ya no te quiero. No. De eso estoy segura. Cómo se puede quererte después de todo? Es que no se puede. Es eso. Aunque lo intentara... El único sentimiento que lograría sentir hacia ti sería rechazo e indiferencia.
Me llegaste muy hondo en su momento, pero el poco tiempo que estuve a tu lado me ayudó a poder sacarte de mi sistema sin demasiada dificultad. Pero el dolor sigue ahí. Eso no lo dudes... Y ahí se quedará algún tiempo. Pero no me molesta... Prefiero sentir algo a no sentir nada.
Le doy otro sorbo al café y saboreo su deliciosa amargura. Y sonrío para mis adentros al ver que ya no recuerdo el sonido de tu voz. Recuerdo vagamente tal vez alguna de tus expresiones... Pero tu voz ya no. Esa voz que me perseguía en mis más oscuros sueños.
Miro a mi alrededor y la gente lee el periódico con sus tazas de café y sus desayunos, preparándose para un nuevo día.
La música nubla mis oídos y los sonidos de mi alrededor vibran de fondo, opacados por una guitarra.
"surprise, surprise, never something i could hide when i see we made it through another day..."
Y es que así éramos tú y yo... Necios, jóvenes, ignorantes... Intensos y apasionados... Nunca fue algo bueno.
Pensábamos que nos comíamos el mundo, cuando en realidad era él quien nos comía a nosotros.
En realidad agradezco la forma en que todo se dio. Estaba claro que entre tú y yo había más diferencias de las que queríamos ver... Yo veía la vida como un regalo de libertad; poder hacer con ella lo que quisiese... Equivocarse y volver a empezar. Pero para ti la vida estaba atada a muchas más premisas que sólo la propia voluntad. Y no nos logramos entender jamás.
Tal vez soy una idealista, una inconsciente, qué se yo. Sólo sé que así la vida tiene mucho más color.
Con el siguiente sorbo de café ya no sonrío... Pienso en cómo fue la vida tan cruel de juntarnos... Si tú y yo no estábamos hechos el uno para el otro; no en realidad. Pero ni tú ni yo íbamos a soltar. Obcecados por un amor que quizás no era ni eso, que se nos caía el mundo encima, que nos habíamos vuelto dependientes el uno del otro... Yo no quiero vivir así. Y sin darme cuenta, me convertí en mi peor enemigo. En una persona que siempre he odiado.
Así que por esto doy gracias al fin abrupto y fuera de nuestro poder que tuvo nuestra autodestructiva relación. Puede que en el fondo, si las cosas hubieran sido diferentes, si hubieras sido diferente, fueras para mí. Pero la realidad es otra. Una realidad en la que yo siempre seré lo mejor y a la vez lo peor que entró en tu vida; y tú... Un peso innecesario en la mía. Si ya me cuesta tirar adelante con mi propia vida, imagínate con la tuya.
Me quedo con la mente en blanco un momento, escuchando aquella canción que tanto nos gustaba... Que cantábamos a pleno pulmón, cogidos de las manos por la autopista...
"I took the stars from my eyes and then I made a map, I knew that somehow I could find my way back, but then i heard your heart beating, you were in the darkness too, so i stayed in the darkness with you."
Y así lo hice. Me quedé en la oscuridad por ti.
Dejo que se acabe la canción, le doy los últimos sorbos al café, dejo el dinero encima de la mesa y salgo al frío aire de la última mañana de febrero, dejando mis pensamientos sobre ti en el fondo de aquella taza de café.
Hoy es un nuevo día lejos de ti.

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